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Esta cinta no es sobre los Beatles. Tampoco tiene las esperables entrevistas a Paul ni al fabuloso Sean.
Su centro se enfoca en el ser sensible/falible que habitaba dentro de John Lennon. El hombre imperfecto que hacía nobles conciertos por la paz pero que también podía provocar disturbios tras emborracharse un fin de semana.
Es el mismo sujeto que juró un hermoso amor a su novia y que en una noche loca fue capaz de follar con una chica desconocida en la cama de al lado. Y metiendo ruido.
Un mito con serias imperfecciones aunque excesivamente perdonables. A Hard Day’s Night(1964) calzó perfecto con el momento más decadente de su vida. Pero como todas las leyendas, la redención puede ser un buen camino a la ‘santidad’.
Y cuando deciden nombrar estas dos horas de metraje como ‘Lennonyc’ (Michael Epstein, 2010), el título puede parecer un poco errado. Es Yoko Ono el centro de la película, sucede, que al pasar el tiempo, Lennon se fue convirtiendo en un satélite emocional de su excéntrica novia oriental, la que agarró un protagonismo indiscutido en el actuar del ex beatle en la cinta.

La tratan de fea, de desafinada, de demasiado conceptual para ser buena. Y a nadie le gusta que traten a su enamorada así. Por lo mismo, la decisión se hace obvia. Las maletas se dirigen a un territorio neutral y que mejor que la ciudad más cosmopolita del mundo.
El Lennon protector lleva a ‘su mujer’ a vivir a Nueva York. Es esa la ciudad que los alberga, permitiéndoles vivir como sujetos relativamente incógnitos e indómitos. Libres. Y es justamente eso lo que el Reino Unido jamás le dio a un ex Beatles.
Para LennonYoko es una extensión de sí mismo… es por esto la sensación de castraciónque vive cuando ella decide separarse. Un amputado gritando es una figura que se ajustó mucho a su lifestyle de soltero.
Y quienes nos derretimos con ese romance perfecto, de una hippie avant comprometida con su esposo y de este chico que la miraba como si el mundo se fuera a acabar, gracias a esta cinta comenzamos a ver la realidad del romance, las discusiones, el perdón, el goce del éxito.
Y la plenitud de un romance que acabó con un balazo.

—Constanza Miranda.

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